Texto del periodista Joel Hernández Santiago sobre mi:
La obra de Pedro Fernández es una permanente búsqueda de la verdad y la verdad, ya se sabe, es arte. Un arte que se sustenta de técnica y de concepto.
Hurga en los espacios abiertos; recurre al rumbo de su vida, en nuestras vidas; en las estructuras arquitectónicas y les da color o les permite la libertad del blanco y negro, y aunque sabe de colores también se permite el silencio para el reposo.
Hay una constante: el cielo; los cielos; y las luces que hacen brillar la cara de los cielos. Sus tardes son inolvidables en contraste con la silueta de nuestras vidas terrenales. Sus cielos encrespados. Sus cielos abiertos que nos miran. Los cielos de que está hecha la ilusión de cada uno. Su propia ilusión. Todos los cielos del mundo y uno sólo están en su obra fotográfica: son los cielos de Pedro Fernández… Hay que sentir en el alma sus cielos.
Túneles. Calles. Hombres aquietados mirando azorados al fotógrafo artista. El perro aquel que mira al cielo; los hombres que transitan bajo el cielo sin mirarlo pero llenos de él; las luces eléctricas con las que agrega valor a la obra arquitectónica y a la misma naturaleza, para acabarla de crear.
Es el mundo de un artista que nos ve con su mirada de cristal para decirnos, simple y sencillamente: ‘este es mi obsequio, este es mi regalo, este es mi sueño, esta es mi ilusión mi alegría o pesar de ti, para tu permanencia eterna y esa será tu maldición: permanecer eternamente en la imagen que concebí de ti.
Es la obra fotográfica de Pedro Fernández, fotógrafo, artista, hombre y Diógenes que aquí está.
Hace menos de un año que me he trasladado a la zona de Alicante desde Madrid
