Desde muy joven disfrutaba fotografiando las montañas que eran todo para mí. Con el cambio de la era analógica a la digital, mi pasión cayo en el olvido.
De nuevo, los viajes, y en especial el proyecto personal que me llevo a dejarlo todo y dar la vuelta al mundo en un año y medio, hizo que la pasión por la fotografía volviera con más fuerza y para no desaparecer jamás.
Tras el viaje, mi entusiasmo por mejorar, me llevo a matricularme en las escuela Fotoespai donde curse los tres años del curso de fotografía general.